Son cerca de las dos de la tarde cuando el tren se adentra en la ciudad de San Petersburgo. Por la ventana vemos la parte más pobre de la ciudad: edificios bastante antiguos, prácticamente arruinados (de esos que recuerdan a las películas de la segunda guerra mundial).
Bajamos por fin del tren y escuchamos el himno ruso por los altavoces de la estación: bienvenidos a Rusia. En ese momento encontramos a nuestro amigo Arthur, un chico de San Petersburgo que estudia con nosotros en Mikkeli. Nos da la bienvenida a su ciudad y salimos de estación.
Lo primero es el cambio de euros por rublos. Le doy 90€ a la cajera, pero me descuenta el 10% del valor de un billete de 50€ por culpa de un corte microscópico: aquí no pasan ni una. Sin embargo la cantidad de billetes que me devuelve hace que me olvide del percance y ahora parezco rico: unos 3000 rublos :)
Salimos a la calle. Mucho humo, gente, presencia militar, tráfico, coches de lujo que se mezclan con otros a los que les falta alguna puerta, edificios viejos que contrastan con edificios muy nuevos, calles a tope... por lo que Arthur nos recomienda ir pegados para no perdernos en medio de esta jungla. Una vez en la boca del metro bajamos a una profundidad de casi 100 metros: el metro más profundo del mundo.
Tras bajar por esas interminables escaleras mecánicas, cogemos el metro. Está lleno, por lo que no perdemos de vista a nuestro guía.
Llegamos al hostal. Muy bien cuidado y acogedor, dispone de cocina, servicios amplios y salón con tele y dvd. Dejamos nuestras mochilas, nos ponemos cómodos y nos vamos al centro a comer. Concretamente a este sitio que me resulta tan familiar...
Tras la comida Arthur nos propone ir a un local "indio" a fumar en cachimba. Caminamos por el centro para llegar al local, un paseo mucho más vistoso que la parte de la estación: calles amplias, edificios históricos, centros comerciales, chicas guapas... y por fin llegamos a nuestro destino. Nos descalzamos, nos sentamos en cojines y fumamos en pipa con aroma a fresa.
He aquí a los miembros de la expedición finlandesa (de izquierda a derecha): Nacho, yo, Alex, Brigitta, Arthur, Juan, Íker (debajo de Juan), Marina, Vicky y Robert.
Tras esto nos volvemos andando al hostal. Pasamos por delante de la Iglesia de la Resurreción:
y el museo del Hermitage:
Las imágenes hablan por si solas (fotos cortesía de Íker).
Finalmente llegamos al hostal y descansamos. Hay que estar listos para mañana, nos espera lo mejor...
jueves, 25 de octubre de 2007
San Petersburgo, día 1: Toma de contacto
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